Fernando Pessoa

Indistintamente del arte de que se trate, y en este caso con relación a la literatura, generalmente lo primero que el lector recibe y disfruta es la obra del autor. Después, si la obra gusta, intenta indagar más y conocer más de cerca a la persona que está detrás. Esto es algo casi imprescindible si queremos tener una visión completa de lo que tenemos entre manos. En el caso de Fernando Pessoa fue al contrario. Me entusiasmó la idea de los personajes ficticios creados por él, con sus vidas completas, y bautizados con nombres también ficticios con los que él escribía, bautizados con el nombre de heterónimos (Álvaro de Campos, Ricardo Reis…), y que se diferencian de los pseudónimos en que aquéllos tienen vidas completas independientes del autor creador y son los dueños de su propia creación artística. También me fascinó su forma de vivir y de entender la existencia. Pero en el caso del poeta portugués, después vino algo todavía más impresionante: su obra. Algunas de las frases de Pessoa te hacen reflexionar profundamente. Hoy cito una que a los que, como a mí, nos gusta disfrutar a veces de la soledad, les resultará muy familiar: «Ser poeta no es una ambición mía, es mi manera de estar solo».

JMN

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